La utopía cubana desde adentro
Lisandro Otero
Siglo XXI - 1993
ISBN: 968-23-1890-4
133 págs. - Rústica
Ubicación: E1
Lisandro Otero, personalidad que posee la característica clave de los profetas del Antiguo Testamento que era la de no satisfacer con sus puntos de vista y opiniones a ninguno de los partidos en pugna, concurre a la escena político-intelectual latinoamericana con un trabajo que resulta incómodo para cualquiera de los grupos involucrados en este debate que 30 años después sigue conmoviendo a esta región Cultural a la que pertenecemos cubanos y mexicanos por igual. Se trata de un texto que convoca tanto a los críticos como a los defensores del modelo socialista cubano a replantear puntos de vista sobre el futuro de la Isla, al mismo tiempo que plantea como una necesidad la importancia de realizar una transición del pensamiento fundacional de la Cuba de Castro a fin de ofrecer una solución viable a una sociedad que, debe reconocerse, ha encontrado en la prédica marxista-castrista un principio de unidad nacional. El recuento que desarrolla Otero de la vida reciente de Cuba apasiona precisamente por la pasión con la que narra detalles que para los fundamentalistas que habitan los territorios del debate sobre el futuro de la Isla pasan inadvertidas. Su prosa fácil de rápida y agradable lectura, parecería pensaba para temas menos trascendentes que el de una revolución que durante no poco tiempo ocupó un lugar privilegiado en la aspiración utópica de todo un continente. Más trascendente es, de cualquier modo, la propuesta que formula como alternativa para pensar el futuro de la Isla, y desde ahí para reformular muchos de los anhelos de justicia social que marcan con particular fuerza la muchos de los anhelos de justicia social que marcan con particular fuerza la Historia del continente: la transición de la utopía. Leer a Otero supone un reto permanente a la razón de quienes aspiran a comprender con mayor claridad los alcances del fenómeno cubano. Su lectura no puede considerarse como un ejercicio de autoafirmación ni para los dirigentes del Partido Comunista Cubano, ni para los miembros de la Fundación Cubano-Americana de Miami, por el contrario, es recomendable para quien quiera dudar de las razones de uno y otro y asuma el trabajo de Otero como una permanente invitación a repensar éxitos y fracasos, afirmaciones y negaciones de los valores que tradicionalmente han convocado a grandes movimientos sociales como el que encarnó Cuba todavía a mediados de la década de los ochenta.